Una crisis produce cambios temporales -a corto plazo reflejados en la demanda – y duraderos – con impacto en el comportamiento de las personas -. Por ejemplo, el 11 de setiembre del 2001 causó una disminución temporal en los viajes aéreos y provocó un cambio duradero en la actitud de la sociedad sobre el compromiso entre privacidad y seguridad, lo que resultó en niveles permanentemente más altos de vigilancia. De manera similar, al brote de SARS de 2003 en China a menudo se le atribuye la aceleración de un cambio estructural hacia el comercio electrónico, allanando el camino para el surgimiento de Alibaba y otros gigantes digitales.
Muchos de los cambios inmediatamente observados como respuesta al Covid-19 fueron impulsados por el miedo a la infección o al cumplimiento de las directivas gubernamentales y, por lo tanto, probablemente hayan sido temporales; podemos definirlos como una moda. Pero otros, fueron acompañados de una mayor comodidad o un mejor rendimiento económico, por lo que es más probable que se mantengan, lo que podemos llamar tendencias.
Las tendencias son manifestaciones de consumo, mercado y estilo de vida que indican hacia donde se dirige la innovación. Generalmente se manifiestan en hábitos, expectativas y deseos de nuestro público objetivo, consumos y casos de éxito en la oferta del mercado.
Cualquier análisis de oportunidades de crecimiento del negocio debe ir mucho más allá de una simple categorización de lo que ya se conoce. Poner foco y revisar las estrategias actuales de funcionamiento e inversión es el paso número dos. El primer paso consiste en desafiar las ideas sobre lo que está sucediendo en los dominios comerciales tradicionales al analizar los datos y el entorno de una forma distinta.
¿Cómo detectar las oportunidades en las tendencias? Sumergirnos en la información objetiva que nos permita encontrar anomalías y sorpresas. Suelen surgir a partir de datos tanto granulares (que revelan patrones ocultos por los promedios de la línea de facturación superior), como de alta frecuencia (que permiten identificar rápidamente los patrones emergentes) e investigaciones de mercado que permitan medir aspectos cuantitativos y cualitativos de nuestro público potencial y objetivo.
Los datos nos ayudan a lidiar con la incertidumbre, pero al momento de accionar nos encontramos con la ambigüedad: el mejor resultado es una cuestión de interpretación y será una decisión de criterio. El olfato o instinto de los directivos juego un rol preponderante para la toma de decisiones.
Muchas veces se traduce la “suerte” como el estar preparados para aprovechar las oportunidades. Pero las oportunidades siempre están envueltas detrás de una o varias tendencias.
Dinámica para categorizar tendencias que impactan en el negocio
1) Diagramar una matriz 2x2, colocando en el eje horizontal “cuantificación del impacto”, con “temporal” y “estructural” en cada uno de los extremos. En eje vertical situamos “tendencias”, teniendo “existentes” y “nuevas” en sus vértices.
2) Puntualizamos en la matriz las tendencias que impactan en nuestro negocio y los cuatro cuadrantes se distinguen entre impulsos (salidas temporales de las tendencias existentes), desplazamientos (nuevas tendencias temporales), catalizadores (aceleraciones de las tendencias existentes) e innovaciones (nuevas tendencias duraderas).
3) Resaltar modas y tendencias a seguir y accionar de manera más agresiva para adaptar la propuesta de valor del negocio.